jueves, 11 de febrero de 2010

Las lavadoras se ponen los domingos (II)


- No sé, no estoy acostumbrado a que me laven la ropa.

- Siempre te la lavan, ¿acaso quitas las manchas a mano?

- No, quiero decir… ya me has entendido… es que…

- No te pongas nervioso, me iré mañana por la mañana.

- Yo…

- Ya, tú no me echas, pero no sabes qué hago aquí.

Volvía a hacerlo. Le leía la mente. Interpretaba su mirada. Encontraba las palabras para expresar sus pensamientos. No quería que se fuera, no quería tenerla allí, no sabía lo que quería.

- Puedes quedarte el tiempo que quieras.

- ¿Desde cuando el ser humano sabe lo que quiere?