miércoles, 28 de abril de 2010

La Boda de Dani (I)

- Ven a buscarme por favor.

Laura estaba sentada en un sofá de polipiel rojo. Se había quitado los zapatos y tenía las rodillas contra el pecho. Nunca había entendido porqué en el descansillo de muchos restaurantes de categoría había muebles tan cómodos. Al lado tenía una mesita donde descansaba su bolso y una lámpara llena de lágrimas de cristal que chocaban entre ellas cuando el viento suave entraba por la ventana que había al fondo del baño. Entre pasillo y habitación distribuidora no había puerta, simplemente un gran arco de madera barnizada.

- ¿Cómo ha ido?

- Depende del filtro con que lo mires.

Hacía como tres meses que recibió una carta que decía “Daniel BR y Rosa LM se complacen en invitarles a su boda”. Aquella carta le había causado una especie de shock emocional que no había sabido interpretar.

- Cristian, Dani se casa y no es conmigo.

- Ahá.

- Me parece muy fuerte y más aún que me invite.

- Ahá.

- Cristian esto es serio…

- Tú estás con Nacho.

- No estoy con Nacho y, en caso que lo estuviera, no tendría nada que ver. Es Dani, llevo como media vida enamorada de él.

- Y la otra media como acostándote con él.

- No ha sido exactamente así y lo sabes.

Laura había conocido a Dani hacía 5 años, cuando ella tenía 19 y él 34. Era el entrenador de básquet bohemio con aires de poeta de su hermano. Alto, moreno, un poco desgarbado y con los ojos marrones. Un tipo muy normal que había ensimismado a Laura. Después de un año de cortejo e insistencia ella había conseguido atraparlo y era frecuente que en el momento menos pensado uno de los dos llamase. Sus claves eran muy sencillas basadas en una canción que Laura adoraba y que intentaba contagiar a cualquier persona de su alrededor. “Venga” y “Vale” eran la señal de un encuentro esporádico en el que acabarían sudando en el sofá, la cocina, el despacho o, quizá, una cama del piso de Dani, situado en la Calle París.

- Pero, ¿Cuánto hace que no... “quedáis”?

- Como unos 4 ó 5 meses.

- ¿Cuánto hace que estás con Nacho?

- ¿oficial o extraoficialmente?

-

- Joder, Cristian. Empecé a acostarme con Nacho hace como ocho meses. Sí, pero estuvimos un tiempo que no sabíamos que éramos o, lo sabíamos menos que ahora. En ese tiempo, no asumí ningún compromiso de fidelidad, ambos podíamos hacer lo que quisiéramos. Luego, simplemente no tuve la necesidad de recurrir a Dani, un pacto no escrito.

- Pero ahora te da rabia que se case, cuando igualmente él compartía cama contigo cuando tenía novia.

- Pero no se casa conmigo…

- Pero tú no te quieres casar…

- Pero es Dani…

- ¡Pero eres lo peor!

Recordaba aquella conversación telefónica con Cristian mientras al otro lado de la línea ahora se encontraba Nacho.

- No te entiendo y no sé si quiero entenderte.

- Ven, creo que… no… no lo creo, lo sé. Tengo que contarte algo.

A Laura le temblaba la voz, a Nacho, en cambio, el resto del cuerpo.


lunes, 26 de abril de 2010

Si hace falta, te enseño a hacer el pino


Pablo esperaba en la puerta de aquel sexto piso situado en la calle Valencia. No sabía si Laura le abriría la puerta o no, pero sabía que estaba dentro porque minutos antes la había visto en el "balcón-casi-terraza-donde-nos-gusta-cenar-en-verano" como ella lo llamaba, observando el horizonte. Quizá le había visto ella a él, o quizá simplemente estaba concentrada en su mundo paralelo, un universo difícil de descifrar.
- ¿Qué haces aquí?

Laura le había abierto la puerta, pero se mantenía en una actitud defensiva.

- Hace más de una semana que no pasas por casa.
- Quizá porque hace más de una semana que me dejaste claro que estabas harto de mi.
- Pero... no te dije que dejaras de venir.
- "Ojalá no pusieras nunca más un pie en esta casa".
- ¿Dije eso? En ese caso... te enseño a hacer el pino y luego ya negociaremos.

Laura hizo un ademán de cerrarle la puerta en la cara, más por que no la viera reírse que porque siguiera enfadada.

- Venga, estoy intentando pedirte perdón... en el calendario pone que toca regar al Mr. Stinson y sabes que ni Nacho ni yo lo vamos a hacer... ¿vas a dejarlo morir?.
- ¡Oh! No le has llamado cactus del diablo.
- Bueno, esta semana sin ti hemos estado hablando y bueno..., no es tan asesino como creía. Él te hecha de menos, dice que hablar conmigo no es lo mismo.
- ¿Y tu?
- Yo también prefiero discutir contigo que con él... pero no se lo digas.

Laura ya no podía evitar sonreír con la escena que estaba montando Pablo así que decidió darlea una tregua.

- Anda, pasa... Hablemos sobre el futuro del Mr. Stinson.
- Te ha echado mucho de menos.
- ¿Sí?
- Es un cactus muy sentimental.
- Ya... lástima que a veces sea un poco... ¿bruto?
- Si vuelves, me ha prometido que intentará suavizarse.
- ¿Y que dice Nacho al respecto?
- Creo que está harto de los dos... de ti y del cactus claro.
- En ese caso, enséñame a hacer el pino cuanto antes.

Y Pablo y Laura brindaron con dos cervezas bien frías.

lunes, 19 de abril de 2010

Preferiría no hacerlo


En la carrera te enseñan que no debes titular con juegos de palabras y/o frases más que conocidas. Siento contradecir hoy esta regla, pero os prometo que preferiría no hacerlo. ¡Ups, ya estamos otra vez!

Ayer me desperté y la primera noticia que tuve fue la siguiente: tres asignaturas de literatura desaparecen de las carreras de Periodismo y Comunicación Audiovisual. Periodismo especializado II, Literatura comparada del Siglo XX y Literatura y medios de comunicación audiovisual. Preferiría que hubiese sido una broma, pero no lo fue. Por desgracia, no lo es.

¿Qué será del Nuevo Periodismo, de Capote, de Salinger, de Melville, de Kapuscinski?; ¿Qué será de escribir, de saber, de aprender, de conocer, de enseñar? Dicen que los periodistas han de saber de todo porque tocan muchos temas. Por eso nos quitan la literatura que nos enseña historia, lengua, sensibilidad, lecciones de vida, maneras de comprender.

Preferiría no tener que contaros esto y seguir conversando como si nada hubiera pasado. Pero ha pasado y tenemos que hacer algo.

Els periodistes no volem ser orfes de literatura.

Blog de Sergi, él, os lo explicará mejor: Captatio benevolentiae

jueves, 15 de abril de 2010

Llevaba tus zapatos


Primer tono. ¿Le cogerá el teléfono? Segundo tono. Claro que se lo cogerá. Tercer tono. Vale, de acuerdo es posible que no se lo coja. Cuarto tono. Lo sabía.

-¡Nacho! Me he acordado de ti. Muy fuerte, verás. Iba a coger el metro para volver a casa, pero no estaba tan lejos así que he decidido volver a casa a pie. De hecho estoy volviendo aún, pero a lo que iba. Bajaba por Aribau y de repente ¡zas! Un chico muy alto, ni demasiado rubio ni demasiado poco, verdes... ¡ojazos verdes! Perfecto...

Al otro lado del teléfono, Nacho miraba su reflejo en el ordenador. Sí, era alto, sí tenía unos ojos verdes envidiables y bueno... el pelo... estaba claro que no era demasiado rubio. Un castaño indefinido. Sí... Laura estaba rendida a sus pies. Llamarle sólo para decirle eso. Esboza una pequeña sonrisa. Sí, sí.

- Tan perfecto que hemos chocado por mi culpa, claro iba ensimismada pensando en mi nuevo príncipe azul, hemos chocado y se ha disculpado. ¿¡Dónde estaba una persona así!? Bueno a mi se me han caído libros y algún boligrafo que llevaba en la mano porque había salido súper rápido de casa de Ally porque me iban a cerrar en súper que hay justo enfrente de su casa. Pero tranquilo he llegado a tiempo. Ahora voy cargada con los libros y la compra. Por suerte he chocado antes, ¿te imaginas las latas de Coca Cola, las galletas y los tomates rodando por la calle? En fin... Bueno, que me voy del tema... ¿Sigues ahí?

Claro que seguía ahí. Esperaba el momento de escuchar "Era tan perfecto, me ha recordado tanto a tí"

-Sí, claro.

- Perfecto. Vale pues me mira, le miro. ¡Uff que guapo! Lleva una camiseta negra, lisa, de manga corta ¡Sin rayas ni estampados raros! Con una sudadera verde. Suerte que estaba desgastada... En sus mejores tiempos debería haber sido verde nuclear. Vaqueros, perfectos, en su sitio. Desgastados. Un reloj digital, negro, también! No me fijé del todo pero alguien tan ideal seguro que llevaba un piercing en la ceja...

Le ha dicho tantas veces que uno de sus mayores defectos es no llevar uno de esos... Seguro que se ha imaginado como le quedaría a él y por eso lo ha incluido en su descripción.

-El caso es que me agacho para recoger mis cosas, se agacha... que majo en serio... y de repente. ¿Sabes qué he visto? ¡He visto que llevaba tus zapatos! Sí, esos horribles que odio los que tu dices que son negros pero en realidad son azuloscurocasinegro, pero se nota que son azules. Que no son lisos, peor las arrugas son poco definidas.. Bueno los pliegues como tu les llamas. No he podido evitar reírme y el chico no me entendía. Le he dado las gracias y me he ido corriendo con al excusa que me iban a cerrar, pero en realidad... en realidad es que ha dejado de ser perfecto y se ha convertido en un simple mortal más. ¡Como tú! ¿No es genial desmitificar a las personas antes que se conviertan en una obsesión?

- Laura... ¿Algo más?
- Sí... he decidido intentar pasar por el mismo sitio a la misma hora todos los jueves... Si no puedo verte a ti, al menos veré tus zapatos. Ciao Nacho.

En casa, Nacho no sabe como sentirse. Después de tanto tiempo aún no entiende del todo los dobles sentidos de Laura. Aún no sabe qué hacer cuando le cuelga tan de repente, no entiende su juego, sólo sabe que no puede dejar de jugar y que por mucho que se lo piense siempre cogerá el teléfono. En la calle, Laura guarda el móvil con una sonrisa. "Y llegó el día en que me gustaron esos zapatos..." Piensa mientras gira por la calle Provença.