domingo, 31 de mayo de 2009

Descorchemos una botella de ron (II)


- ¿Por qué subes la persiana? Es domingo, no son ni las doce, mañana es fiesta... El día no tiene porque empezar antes de la hora de seguir durmiendo.
- Creo que aún te duran los efectos del alcohol.
- Cómo quieres que no me duren si dejé de beber hace apenas unas... qué... emmm no sé la última vez que miré el reloj eran las cinco, fue cuando nos fuimos de la fiesta. Pero creo recordar que me fui a dormir con luz... No lo sé, en todo caso déjame en paz.
- ¿Qué recuerdas de ayer?
- Que NO querías escucharme, que NO querías que bebiera más, que NO querías darme un abrazo... ¿Quieres algún "NO" más? Seguro que si me pongo a pensar hay más ¡Ah! También recuerdo que antes de regresar a casa SÍ me lo estaba pasando bien.
- Bebiste mucho.
- Ya te dije que no lo suficiente. En todo caso no sé porque te molesta tanto. TÚ también bebiste. Ahora viene un "claro, pero no tanto como TÚ", ése es TU problema, no MI problema. Si ahora estás aburrido y no resacoso y te aburres y quieres molestar a alguien... llamas a algún amigo y me dejas a MÍ en paz porque estoy harta de TI y de TUS malditos sermones.
- Es que te tienes que ir. En una hora llega Clara y tengo que llevarte a TI y todas TUS cosas a TU casa.
- ¿Clara? ¿Quién es Clara?
- Alguien que no sabe que existes y que debería continuar siendo así. Y Claro si te ve a TI y al rastro de TÚ semana aquí quizá se extrañe. Más que nada porque le he dicho que estaba ordenando y recogiendo la casa -cosa que has hecho y te agradezco porque así la excusa es más creíble- y tenía todo por medio, por tanto prefería que no viniera, pero claro si ve TUS libros, TU ropa, TUS bolsos y los tres pares de zapatos que has dejado repartidos por toda la casa quizá se extrañe. ¿No crees?
- Quizá...
- Pues levántate, yo iré recogiendo TUS cosas.
[...]
Per a tu, que t'agraden =)

miércoles, 27 de mayo de 2009

El concierto de silencio

- Ven, vamos a jugar a un juego.
- ¿Perdona? ¿En serio crees que tengo tiempo para jugar?.
- Seguramente no, pero si te piensas que a mi me sobra, andas muy equivocada. Simplemente lo hago para que podamos llevarnos bien lo que queda de semana. No me mires como si estuviera loco. Estoy harto de que me enseñes los colmillos cada vez que te digo algo que crees que nod ebería haber dicho.
- Pero sabes que suelo tener razón.
- No tanta como te imaginas. pero silencio. Vamos a la terraza.

[...]

- Vale, ahora siéntate aquí y tápate los ojos.
-En serio, tengo muchas cosas que hacer, muchas cosas que borrar de la lista imaginaria de tareas pendientes. Y ¿Qué es todo esto?
- Unos cascos, unos micrófonos y un veraniego día de mayo. Sí, falta la playa o un parque para que sea pefecto, pero no los he podido conseguir con tan poca antelación. tare ya te tapo yo los ojos.
- ¿Ahora qué?
- Ahora te callas y cuando te pregunte me reposndes.

[...]

- ¿Qué oyes?
- Una mirada cómplice.

[...]

- ¿Qué oyes?
- Unos pasos que se acercan.

[...]

- ¿Qué oyes?
- Un beso de despedida.

[...]

- ¿Qué oyes?
- Un abrazo olvidado des de hace mucho tiempo.

[...]

- Es el sonido de todo el silencio que te pierdes por no jugar más amenudo.

martes, 26 de mayo de 2009

Conversación con el Señor Morales


Aula 15, 10.00 A.M Clase de mètodes.
Sergio: ¿Cuál es el aula siete?
Esther: donde hacíamos clase en primero.
Sergio: ¡Ahh! Donde ahora hay ordenadores, ¿no?
Esther y Andrea: No ¬¬
Sergio: ¿Lo he soñado?
Esther y Andrea: Sí.
Sergio: No, eh...
Esther y Andrea: Sí...

domingo, 24 de mayo de 2009

Los cínicos algún día servirán para este oficio


Hace aproximadamente un año y un mes encontré una frase que me hizo recordar a Kapuściński era de William Faulkner, escritor estadounidense i decía así:

Se puede confiar en las malas personas, no cambian jamás.

Inevitablemente me acordé del Señor R, él por aquel entonces siempre me decía que era mala, malísima, lo peor (con cariño, claro está) e inventé una especie de silogismo que publiqué en el flog con respuesta a descubrir y conclusión que os puedo confirmar. Decía así:

La persona R dice que soy mala,
malísima.

La persona K dice que las personas malas no
sirven para este oficio.

La persona R admira a la persona K.
Yo admiro a la persona R y también a
K.


¿Mi duda es...... sirvo para este
oficio?


Sirva o no una cosa está clara... la persona F
dice que podéis confiar en mi.

Ahora un año después hablando con Lluïsa y viendo las actualizaciones de Gerard, Stef y Mireia vi que quizá Kapuściński era una buena opción para esta actualización sobre ensayos y ensayistas.

Yo no tengo nada contra el gran maestro
Kapuściński. Me leí Ébano y quedé enamorada de cómo describí la luz de África i cómo me hacía volver allí sólo con cerrar los ojos. Pero he leído dos veces Los cínicos no sirven para este oficio (y hubiesen sido tres si hubiera estado disponible en la biblioteca) y sigo pensando que se equivoca. Déjenme que me explique antes de crucificarme.

La frase que todo el mundo recuerda de ese libro es: “La malas personas no pueden ser buenos periodistas”. De ahí la duda existencial de si voy a ser [buena] periodista o no. Sí, a mí como a
Lluïsa también me han dicho varias veces que de buena que soy parezco tonta, pero siempre he respondido que lo dicen porque no me conocen demasiado. No voy a entrar en debate de si los humanos son buenos por naturaleza y la sociedad los corrompe o si l’home és un llop per l’home. Simplemente digo que yo no soy buena persona, pero que como no creo que nadie lo sea al 100% (y menos si es mujer, pero ese es otro tema) me cuesta creer al maestro.

¿Por qué los cínicos no pueden sentir empatía?; ¿Por qué los cínicos son malas personas? Al fin y al cabo la los miembros de la escuela cínica, con su estilo franco y provocador desconcertaban a sus contemporáneos y desnudaban toda su hipocresía. No es tan diferente de lo que hace el periodista, ¿No?

Además, está Faulkner. “[…] Las malas personas, no cambian jamás”. En los tiempo que corren eso es un buen seguro. Yo no voy a cambiar, si sigo siendo mala me dará igual un medio u otro, yo actuaré como debo, ¿No?

A veces cuando intentamos sacar lo peor de nosotros, sacamos lo mejor. Porque nos da igual todo. Porque decimos lo que queremos decir y no lo que quieren que digamos. Porque escribimos las palabras adecuadas sin pensar en la repercusión o en la autocensura que nos aplicaríamos en estado normal. ¿La solución? Combinar el demonio y el ángel, sin asfixiar a uno ni oxigenar demasiado al otro.

domingo, 17 de mayo de 2009

Adagio

“Apresúrate lentamente”
Es una frase atribuida al emperador romano Augusto que aconseja actuar con calma y tranquilidad para lograr un buen resultado en una situación comprometida.
Porque como ya dije hace unos días, vamos demasiado rápido a ningún lugar.

sábado, 16 de mayo de 2009

En una palabra

Si como dice el Sabio los blogs son reflejos de nosotros mismos, el mio simplemente se puede definir con una palabra: inestable.

Porque así es mi vida, así son mis creaciones, así son mis gustos, así son mis sentimientos, así son mis pensamientos, así es mi relación con el Señor R.

jueves, 14 de mayo de 2009

El nuevo dardo en la palabra

Esta semana Perceval nos ha hablado sobre las palabras -entre otras cosas- así que me he dicho "Oh, tú tenías escrito algo sobre ellas". Aquí lo teneis. La tercera acepción del diccionario de la RAE nos cuenta (aunque nos podría comentar también) que un dardo es un dicho satírico o agresivo y molesto. No hay mejor manera de describir a Lázaro Carreter y a esta recopilación de artículos, escritos entre 1999 y 2002, que con estos adjetivos.

Fernando Lázaro Carreter tenía en su haber un sinfín de títulos, premios y libros que avalaban su carrera como crítico, profesor y estudioso, pero sobre todo como incansable luchador a favor del buen uso de la lengua española. Tanto en “El dardo en la palabra” como en “El nuevo dardo en la palabra” Lázaro Carreter se dedica a hacer un estudio del lenguaje de los periodistas. A su entender, las personas que están al frente de los medios de comunicación son quienes tienen más responsabilidad en cuento al lenguaje porque son los encargados de transmitir correctamente su uso. Aun así, los medios de comunicación no siempre son buenos transmisores de aciertos lingüísticos y como consecuencia de sus equivocaciones, la sociedad también erra. Este libro fue escrito con el fin de hacer evidentes los numerosos errores lingüísticos de los medios de comunicación y así poder corregir nuestros deslices con el idioma. Asimismo, podemos ver la evolución (o la no evolución) de la lengua a través de las épocas históricas.

El libro nos muestra los miles de errores que cometemos todos los días. Por una parte el uso inapropiado de palabras con diferente significado pero que la gente utiliza por sinónimos como, por ejemplo mandar y mandatar. Por otra, la invención de nuevas palabras o expresiones como “buenas madrugadas” por no hacer el esfuerzo de pensar en qué franja horaria situar las 01.00 h. También es criticada la insistencia en cometer el crimen de no acentuar gráficamente las mayúsculas.

Los dardos de Lázaro Carreter están escritos con un tono de humor, buscan llamar la atención del lector, pero siempre son tratados con al seriedad y el rigor que merece la lengua. La sátira es una constante en todos los artículos. Dicha sátira la utiliza muy a menudo con la expresión “escribidor” para denominar al “mal escritor” causante de los errores y en la referencia al eterno debate de si oímos o escuchamos.

El nuevo dardo en la palabra (II)

El lenguaje que nos encontramos parece claro y sencillo, pero a medida que se van avanzando páginas el exceso de sátira hace que éste se vuelva complicado y enrevesado. Por tanto, cualquier persona podrá leer el libro, pero no cualquiera lo podrá entender. Se necesita un mínimo conocimiento de la lengua y un conocimiento de las figuras retóricas. Conocer la lengua en que nos expresamos nos sirve para aprender de ella, para darnos cuenta que muchos de los dardos ajenos, son propios.

Los temas tratados reflejan la actualidad del final del siglo XX y principios del XXI. Podemos encontrar referencias a este cambio de siglo, a las elecciones del año 2000 o el inicio de los reality shows. Pero lo más importante es que hay temas y dardos que son contemporáneos y se pueden entender fácilmente sin necesidad de contextualizar. Es el caso del término violencia de género. Este vocablo adoptado del inglés no diferencia en las lenguas románicas entre “sexo” y “género”, palabras equivalentes en inglés. Todavía hoy en día, 8 años después de escribirse el artículo, se discute la denominación que debe recibir la violencia que reciben las mujeres por parte de los hombres.

“El nuevo dardo en la palabra” es un libro que todo periodista y persona con un poco de interés lingüístico debería tener en la mesita de noche junto con un diccionario y una libreta para apuntar aquellos errores que cometemos. Una vez leído y releído el periodista debería concienciarse de la importancia de utilizar bien su herramienta de trabajo. Sus errores podrán no ser percibidos por las personas con un nivel cultural bajo, pero le pondrán en evidencia delante de aquéllas con un alto bagaje cultural.

Después de leer este libro, cualquier lector tendrá la sensación que es el habitante del planeta que peor habla y escribe. Temerá ponerse delante de una hoja en blanco, sentirá la presencia del señor Carreter desde allí donde esté y pensará más de dos veces antes de escribir o hablar. Quizá el miedo al error sea el peaje que hay que pagar para llegar a usar correctamente el idioma.

martes, 12 de mayo de 2009

El señor Ibrahim y las flores del Córán


“La lentitud, ese camino hacia la dicha” pronuncia el señor Ibrahim pocas escenas antes del final. Quizá por eso en los tiempos que corren abundan los infelices: vamos demasiado rápido a ningún lugar. Una de tantas reflexiones a las que el espectador puede llegar después de ver esta película ambientada en el París de los años 60.

Moise e Ibrahim inician su historia separados por prejuicios sociales y acaban unidos por la soledad. Por una parte, Momo –como quiere Moise que le llamen- es un joven judío incomprendido, abandonado primero por su madre y más tarde por su padre. Por la otra, Ibrahim, el árabe, marcado por la muerte de su mujer y que pasa los días sin ilusión detrás del mostrador de su tienda –abierta de 8.00h a 00.00h incluso los domingos.

Un día, Momo, cansado de situación y después de saber que su padre se ha suicidado le pide a Ibrahim que le adopte. Juntos iniciarán un viaje que les llevará a Turquía, pasando por lugares como Italia o Grecia. Durante este trayecto el señor Ibrahim inculca a Momo la sabiduría de su Corán la cual como intenta enseñarle al joven no es tan diferente de otras sabidurías: "Las iglesias católicas huelen a cera, las iglesias ortodoxas huelen a incienso, las iglesias judías huelen a tela de algodón, las iglesias musulmanas huelen a pies; pero su Dios es el mismo, aunque le hayamos puesto distintos nombres", explica el viejo árabe.

Otra de las citas de Ibrahim que destacaría de la película “Te voy a hacer danzar. Cuando danzas el corazón canta y sube al cielo”. En aquellos momentos me hizo pensar en Guillermo Ferrara y la clase que impartió en la asignatura de Teoría y práctica de la meditación. Él no dejó de insistir en la importancia que tenía la danza en nuestras vidas, como activaba los sentidos y lo poco qué practicábamos ese arte.

Vamos rápido, no prestamos atención a las necesidades de nuestro cuerpo, no creemos en la amistad entre dos culturas diferentes… El señor Ibrahim y las flores del Corán no es una película que hablé del Corán explícitamente. Ibrahim y Momo crean una relación especial ente discípulo y mentor que se entiende des del el respeto, el mismo que predica el Corán. Las flores, en este caso, son las flores de la razón, por ello la religión debe interpretarse no desde el fanatismo si no como una manera humana y sabia de vivir.

“No me muero, voy a unirme con la inmensidad”. Antes de que llegue este momento quizá es hora de ir lento, mirar a nuestro alrededor y pensar en todo lo que nos queda por aprender.


lunes, 11 de mayo de 2009

La sombra del poder

Si usted fuera una persona joven, aún sin nada claro para su futuro y viera La sombra del poder posiblemente la profesión de periodista entraría en su lista y la película le parecería bastante buena. Si ya fuera un estudiante de esa carrera, desilusionado, escéptico y que se replantea su vida continuamente, lo más probable es que no incluyera la película en sus favoritas y tuviese más dudas en cuanto a su futura profesión. En cambio, como estudiante convencido, ilusionado y sin dudas pondría esta película como ejemplo de lo que usted considera que debe ser el periodismo. Por último, si fuese un periodista hecho y derecho no sé que le parecería porque las críticas que he leído son bastante buenas, pero creo que es porque no les apetecía demasiado criticarla.

Vayamos por partes para que me entienda –aunque a partir de ahora, estimado lector le tutearé. Si no conoces nada del periodismo, este thriller político te sorprende. Te aleja de la idea que durante los últimos años relaciona periodismo con la prensa rosa.

Si no sabes nada del periodismo, de La sombra del poder te quedas con la investigación, los tiroteos, las trampas, los miles de contactos y un jefe que te deja hacer lo que quieres –bajo mucha presión y después de algún que otro enfrentamiento, eso sí. Un diálogo entre Della y Kal para ilustrar esta visión: “¿Acabamos de infringir la ley?; No, esto es periodismo del bueno”. ¿Quién no quiere una vida llena de aventuras? Yo también querría infringir la ley.
Si tienes alguna noción periodística te fijas no en el asesinato o en el congresista y su amigo periodista, sino en la manipulación, el relevo generacional entre el ciberperiodismo y el periodismo de papel y, como no, en esa jefa que se enfada contigo porque no le reportas todos los ingresos que ella cree que podrías darle.

Desde tu escepticismo te hacen sonreír citas cómo “El periódico puede darle el enfoque que le de la gana” o “Vamos a construir una historia que parezca verídica”; diálogos –de nuevo entre Della y Kal- como “Resulta ridículo tu sentido de la responsabilidad; ¿Lo dices por qué ya nadie lee el periódico?”. Nota mental: por tú bien, todo el mundo debería leer el periódico. ¡Ah! Y no olvidemos cuando Cameron, la editora, le dice a Kal: “Los buenos periodistas no tiene amigos, sólo fuentes”. Esta afirmación hace que te replantees ya no tu futura profesión, si no también tu vida personal. Creo tener amigos; por lo tanto, ¿No voy a ser buena periodista?, ¿Debo elegir entre amigos o periodismo? Más dudas existenciales para mi lista, como si no tuviera bastantes. Y si escuchases a Cameron decirlo una vez, pasa, pero esta idea la repite Stephen cuando le pregunta al periodista “¿Con quien estoy hablando con mi amigo o con el periodista?” a lo que Kal responde “Con los dos”. Claro porque esa es otra, un periodista es como un médico, ambos ejercen su profesión las 24 horas del día. Pero Stephen sigue hurgando en la herida y hacia el final de la película entre rabia y traición le dice Kal “Sólo he sido una fuente”. Que negro se ve el horizonte.
Como futuro periodista convencido miras la parte positiva. Sí, todo está regido por el dinero y tu editora te lo hace saber. Igual que te hace saber que actualmente cualquier nuevo periodista que maneje un ordenador de última generación y no uno con 16 años –yo la verdad aún me sorprendo de que un ordenador con 16 años pueda seguir funcionando- puede hacer todo lo que tú –o en este caso lo que un periodista de la antigua usanza- el doble de rápido y no mucho peor.

Pero tu frase de la película sería lo que Della le contesta a Kal cuando le pregunta por qué no ha lanzado ya la primicia en Internet “Una noticia de este calibre mejor que la gente la lea en un periódico de papel”. ¡Eso es! Internet y papel pueden convivir, pero eso demuestra lo que tú llevas defendiendo mucho tiempo: el papel siempre tiene más credibilidad y no lo dices tu, lo dice la bloguera del The Washington Globe. Ya tienes coartada para tu defensa.

Y si fueses un periodista bien formado me dirías que tampoco está tan mal, al fin y al cabo sólo es una película. Y no te equivocarías porque a pesar de todo está bien. Pasas un rato entretenido, los diálogos y la trama te hacen reflexionar sobre tu profesión -tan desprestigiada por culpa de personas como tú que se han dejado arrastrar a ese campo económico que domina todo en este mundo- y, dicho de paso, los actores lo hacen medianamente bien.

Pero bueno, ésta es la visión de una simple fuente. Como diría Kal: consulta un par de blogs más para crearte tu propia opinión.

domingo, 10 de mayo de 2009

En el Cielo, con Norma Desmond

Ana y Norma por fin descansan en paz o eso creían. En un sitio indeterminado al que algunos llaman Cielo y otros Lugar inexistente la flor i nata del más allá ha organizado una fiesta sin ninguna excusa, simplemente quieren divertirse.

La cita tiene lugar en un gran salón decorado con muebles recargados y cuadros grandiosos. Al final de la sala, frente a la ventana Norma Desmond observa como algunos perros –fieles compañeros que sus dueños no abandonaron en la otra vida- corren los unos detrás de otros. Sosteniendo una copa de vino presta atención a su rostro, reflejado en la ventana. De repente, otro perfil aparece detrás del suyo.

- ¿Usted tampoco encaja aquí?
- ¿Yo? Creo que no sabes con quien estás hablando.
- Claro que sé quien es, fue… bueno, el cine se empequeñeció cuando llegó el sonido. ¿Por eso no está ahí? ¿Por qué no saben quien es?
- Todo el mundo sabe quien es Norma Desmond. Y que sepas que Norma Desmond encaja en cualquier parte. Otra cosa es que no quiera mezclarse con gentuza que no deja de hablar de cosas sin importancia.
- Entiendo… que no hablan de usted.
- Quien te crees que eres para, no sólo hablarme, si no encima juzgarme.
- Ana, Ana Ozores fui la mujer del regente en Vetusta. Y no le estaba juzgando, simplemente pensé que quizá querría hablar con alguien.
- Claro quieres hablar contigo porque piensas que soy como tú. Pues no, yo no soy a la que le da la espalda todo el mundo, de la que cuchichean, a la que le ponen motes y a la que tratan de cualquiera. No soy como tú así que estás perdiendo el tiempo, yo no gastaré el mío en alguien como tú.
- Eso le apena, ¿verdad?
- ¿Qué insinúas?
- Qué a usted le gustaría ser el centro de esos cuchicheos y la envidia le quema por dentro, porque hasta una persona de un pueblo no tan conocido como Sunset Boulevard se le da más importancia que a usted.
- ¿Cómo te atreves…?
- Baje esa mano, o no, mantenla en lo alto y vuelva a ser el centro, vuelva a ser la gran Norma Desmond. Ah, y no me dé las gracias lo he hecho por mi, estoy cansada de ser el blanco de las conversaciones tengo cosas más interesantes que hacer que soñar con una gloria pasada.



Para más información El principie de las cebollas

sábado, 9 de mayo de 2009

Ana Ozores

- No creas, es de lo más normal que nos hacen hacer, últimamente.
- Bueno, pues cuéntame qué tienes que hacer con
Ana Ozores, de La Regenta.
- Contestar unas preguntas tipo “¿por qué te identificas con ella?” ¿”qué tiene de bueno y qué de malo? Etc, etc.
- Me sorprende tu concepto de normalidad. Anda, cuéntame cosas sobre esa mujer que tengo a años luz el libro.
- Pues la escogí más que nada porque es un libro que me gustó bastante. A ver me gustó más ver la trilogía que hicieron para TV que no leer las miles de descripciones que hizo
Clarín, peor bueno.
- ¿Entonces no te siente identificada?
- Un poco sí, quizá en la lucha interna que mantiene Ana entre el bien y el mal, entre lo que quiere y lo que debe hacer. Además el naturalismo decía que los personajes estaban determinados por su herencia biológica y el ambiente y yo creo que soy tal como soy por mi entorno.
- ¿Y cómo eres?
- Esa pregunta se sale de Ana que tiene cosas buenas y cosas malas. Como bueno podemos decir que al final opta por vivir una realidad que siempre ha imaginado, aunque luego se le vuelve en contra. Aún así es una persona solitaria, retraída, frustrada, que se deja influenciar y no exterioriza sus emociones.
- Bueno eso también te podría identificar con ella.
- Qué gracioso… En fin, pero lo que destacaría de ella y creo que se debe explotar en una serie o un libro o algo es en esa lucha interior. Al fin y al cabo todo el mundo pasa por eso alguna vez. Tendrían que haberla aconsejado mejor
- Por supuesto. Seguro que si tú hubieras escrito el libro no hubiera acabado con el beso del sapo.
- Obviamente. Pero más que escribirlo me hubiese gustado ser el demonio o el ángel que aconseje bien a Ana.
- Yo creo que serías el demonio, por tanto, no creo que le aconsejaras bien.
- Pues vaya…
- Pero a ver, ¿Qué ha aportado esa mujer a la humanidad?
- Es uno de los personajes mejor creados del
realismo/naturalismo. Los personajes dejaron de ser planos y tuvieron parte psicológica, más fácil para que le publico se identifique.
- De acuerdo, de acuerdo. Y ¿Qué se merece pues?
- Pues como ya tiene una
estatua, una mini serie y una peli donde se ve un poco reflejado pues… no sé una mini serie sólo para ella ja, ja, ja
- ¿Claro y lo siguiente qué será?
- Una conversación de Ana con
Norma Desmond en el cielo.

No a los superhéroes, sí a los superpoderes

- ¿Qué tal estás?
- Bien, ¿A qué viene eso?
- No sé, quizá porque la última vez que nos vimos, digamos que… eras una resacosa en potencia y des de ese día no he vuelto a saber nada de ti.
- Bah… tampoco era para tanto. Además de eso ya hace más de una semana, así que es lógico que ya esté bien.
- No sé, quizá también saliste ayer.
- No, esta semana faig bondat que tengo miles de cosas atrasadas y quiero dejarlas en sólo cientos.
- ¡Ah! Veo que por lo menos te planteas metas accesibles, no irreales.
- Sí, debo estar aprendiendo algo después de tantos años de estudiante.
- ¿Te puedo ayudar en alguna?
- Supongo que en varias, pero no déjalo, porque tengo que hablar de un superhéroe y acabaría hablando de ti.
- Seguro que no les importaría, soy muy interesante, lo he demostrado.
- Y yo no te lo niego, además tienes fans y todo, mucha gente me pregunta quien eres, de donde has salido y hacia donde vas, pero no, no voy a hablar de ti.
- Envidiosa… ¿De quién vas a hablar entonces?
- Pues creo que de
Piper, no es un superhéroe, pero tiene un súper poder interesante, ¿no crees?
- ¿Qué hacía?
- Congelaba el tiempo y hacía explotar cosas.
- Mmmm… y ¿Cuál de los dos es interesante?
- Pues en principio el de
éstasis temporal, pero ahora que lo pienso el de hacer explotar objetos y personas tampoco debe estar mal.
- Ja, ja, ja, yo te hacía más la chica invisible para cotillear.
- Si pudiese parara el tiempo también podría enterarme de muchas cosas. Además, ¿Tú nunca has querido que todo se parase y salir corriendo de algún lugar?, o, no sé cuando discutimos a veces me gustaría congelarte y poder chillarte e insultarte.
- Pero eso ya lo haces.
- Claro, pero luego te enfadas conmigo, de la otra forma nunca te enterarías.
- Seguro que sí.
- Bueno, congelando el tiempo por unos momentos también me ayudaría a poder hacer más cosas, parar y respirar hondo, poner en orden el caos.
- Sí, suena bien. ¿Y qué me dices sobre lo de explotar cosas?
- Pues casi lo mismo, te haría desaparecer cuando me sacas de quicio ja, ja, ja. Creo que ese lo usaría menos. Aunque si lo tuviera mejor que no me hicieras enfadar.
- ¿Y ahora qué?
- Ahora seré la Regenta.

- ¡Qué cosas más raras haces!

jueves, 7 de mayo de 2009

Fer-se gran


Demà serà l’aniversari d’una de les meves millors amigues. En farà dels quals quasi nou –per sort o per desgracia- els ha compartit amb mi. I com suposo que deu ser normal quan miro enrere i veig com hem canviat, de vegades no entenc perquè encara continuem juntes.

Però no parlaré d’ella perquè no li he de dit res que no sàpiga de mi. Qualsevol fet que passi a la meva vida, qualsevol pensament que passegi per la meva ment, ella el coneix. Simplement introdueixo a aquesta amiga perquè ha estat una conversa el cap de setmana amb ella que m’ha fet pensar en què pot significar “fer-se gran”.

Mirant enrere i veient com hem canviat nosaltres, el nostre voltant, el nostre context, les postres converses i les postres reaccions davant els problemes vaig començar a plantejar-me que potser estàvem deixant enrere una època de la nostra vida.

Potser el primer cop que m’ho vaig plantejar va ser al desembre va ser una tarda productiva es va convertir en una tarda al tanatori de Santa Coloma. L’endemà, a l’enterrament de l’avi d’una de les meves millors amigues vaig pensar que si allò hagués passat uns anys enrere jo segurament no hi seria allà.

També m’ho vaig plantejar quan un dissabte de deu a una el meu món va començar a trontollar mentre una amiga em deia “és el més normal, és estrany que no passiu més”. Hi vaig pensar quan en trobar-me amb un amic que mai he sabut del cert si ho era em va dir “et trucaré” i ho va fer. Sopar i dinar a casa amb plats preparats per un mateix amb música i converses de fons. Reflexions quan no toquen, trigar hores pes escollir els millors regals, fer viatges improvisats en bona companyia.

Deixar converses a mitges que un dia vols acabar i un altre odies haver-les començat. Dormir poc, xerrar massa, estar al centre de Barcelona un dimecres a mitjanit viatjant contracorrents amb dos reporters aventurers. Conèixer més, comprendre menys.

I a tu, et pregunto: què es fer-se gran?