martes, 3 de noviembre de 2009

El despacho del Señor R

Con el dedo índice reseguía las diferentes alturas de la estantería principal, al lado derecho del escritorio. Luego, pasó a los libros que aún quedaban de pie. Ediciones de bolsillo, ediciones de coleccionista, simples espirales con obras aún sin conocer, Todos iban pasando por su yema gris. Entre ellos reconoció Las arquitecturas del deseo, se detuvo y sonrió.

El escritorio era una montaña de papeles etiquetados con mil y un post-it, de sólo dos colores. Sus deducciones la habían llevado a hacer una clasificación: los verdes, cosas importantes, los amarillos, cosas que pueden esperar. Entre los miles de papeles amontonados o simplemente dejados a su libre albedrío en una esquina se adivinaba una pantalla de ordenador con dos post-its naranja (que le acababan de desmontar su teoría pues: ¿Qué había entre una cosa importante y otra que no lo es?), Bajó la mirada e intuyó un teclado, pensó y dedujo un ratón.

En la esquina contraria había unas cuantas revistas mezcladas con hojas sin positear (¡No! También existía una no clasificación), correo sin abrir y sobres de correo que nunca debería haber abierto pues el interior estaba en la papelera. En el suelo había más montones de papeles, por suerte, destacados en verde o amarillo, ninguno en naranja (o al menos no a simple vista). También había carpetas o archivadores medio abiertos dispuestos a que alguien buscase en ellos notas de hace demasiado tiempo.

Hacía mucho tiempo que no se sentía tan bien entre desorden. Hacía unos meses que tenía un ataque compulsivo de recoger y guardar cualquier papel, carta o espíritu que rondara por su casa. Pero aquello era diferente. Era ese despacho, desordenado, caótico, limpio y encantador. Des de la ventana se adivinaban personitas paseando, charlando, gastando… y se veían nubes y otros despachos (éstos, bastante ordenados, demasiados, pensó).

Buscaba alguna imagen. Unos hijos, unos sobrinos, una novia, una ex. Alguna fotografía que le permitiera adivinar algo más. Pero ni marcos ni fotos, simplemente un muro lleno de recortes de prensa, fotografías en blanco y negro, un mapamundi amarillento con muchos agujeros y pocos alfileres y la imagen de una chica que sin quererlo imitaba El desconsol.

- Todos los halagos se los lleva siempre Capa, pero a mí me gusta más ella, Taro. ¿Te gusta la fotografía?

Se dio la vuelta de un sobresalto haciendo caer algunos recortes mal asegurados. No se esperaba que entrase tan sigilosamente, no sabía qué decir.

- Eh… sí, pero…

- ¿Igual o más que cotillear las cosas de los demás?

- Menos.

- Me lo temía.

domingo, 25 de octubre de 2009

Un trinomío sobre Pablo

Pablo tenía siete años cuando un mal rebote de la pelota de baloncesto de su hermano le dejó sin poder distinguir lo dulce de lo salado y le provocó una esferofobia que hizo que en su casa nunca más hubieran espejos, vasos o sartenes redondas. Además, en su casa los huevos fritos desaparecieron en el menú.

Tanto su miedo a cualquier cosa redonda como su incapacidad para distinguir sabores le hizo tener una infancia un poco dura. Por una parte, los niños le hacían el blanco de sus burlas por no querer practicar ningún deporte en el que se utilizara una pelota, por otro, comía todo lo que le ponían delante sin rechistar y más de una vez había sido ingresado por intoxicación. Pero el día que peor lo pasaba era el de Pascua cuando su madrina les traía a él y a su hermano una tarta de chocolate en forma de balón de futbol.

Cuando Pablo tenía 28 años y ya no recordaba cuantos sabores podían distinguir las personas que no eran él, Elena, su novia le dijo que era lo más dulce que ella había probado. Pablo que ya no recordaba si una cosa dulce era buena o mala recibió una bofetada y un portazo por su no respuesta.

El portazo le hizo morderse la lengua como nueve años antes y esta vez, no recuperó el sentido del gusto como cabía esperar, sino que desarrolló una fobia hacia la puertas que le impidió salir del edificio donde vivía Elena hasta el día siguiente cuando ella lo encontró llorando en el descansillo. Pablo fue incapaz de moverse pues estaba rodeador de puertas, por su lado no dejaban de pasar pasteles en forma de balón y la preocupación por no saber que significaba “dulce” no se alejaba de su cabeza.

martes, 29 de septiembre de 2009

Errores


-A veces me pregunto en que momento de mi vida empecé a equivocarme. Si hace un año, hace cuatro, hace más...

- Empezaste a equivocarte en el momento que me escuhaste y me hiciste caso.

- ¿Hace tanto?

- Sí, demasiado.

- No sabia que los errores de vidas pasadas repercutieran en esta.

- Si no fuera así, en ésta me hubieras evitado.

sábado, 29 de agosto de 2009

Relaciones Internacionales aplicadas a las relaciones interpersonales

Les cuento que a veces tengo ataques de inspiración en momentos poco habituales como un sábado a las 7. 15 de la mañana. A esa hora que muchos no conocen, he comenzado a pensar que no estaba estudiando nada para el examen de Relaciones Internacionales y que debía repasar. Entre bostezo y bostezo se encendió la luz verde. ¡Ya lo tenía!, ¡Ya sabía como repasar!

Y es que aunque puedan parecer difíciles, las Relaciones Internacionales no son del todo complicadas e incluso son más fáciles de relacionar y usar en la vida cuotidiana que no las ecuaciones de segundo grado (nunca me han gustado als ecuaciones de segundo grado, no te encuentras ecuaciones de segundo grado por la calle).

El tema 17 (Guerra Freda) es sencillo, tanto como saber que en mi casa hay dos bloques diferenciados: el bloque J (de mi hermano) y el bloque E (el mío). Cada uno de los bloques tiene su propio territorio, delimitado con fronteras camufladas por marcos de puertas de madera. Aún así, luchan por la expansión y llegar a dominar el comedor. Quien lo consigue, además amplia su área de influencia a la habitación de matrimonio por ser la zona más cercana. Cocina y baño, territorios neutrales.

No dejamos este tema. Triangularidad, o lo que viene ser que en el conflicto entre el bloque E y el bloque M (bloque Mama) entra un nuevo actor, el ya conocido bloque J. El bloque J antes estaba del lado del bloque M, hasta que se dio cuenta de lo insoportable que era M y, en los ratos que no pelea con E, hace piña contra M (véase que mi hermano es un poco como China que cuando vio que Rusia podía perjudicarle se fue con EUA, por lo que podemos deducir que yo sería EUA y mi madre Rusia).

No tenemos Salt ni armas nucleares, pero si un pacto de no agresión no escrito donde se da por entendido que conquistado el comedor se conquista la habitación de matrimonio, pero que si traigo gente a casa esa zona pasa a ser área de influencia mía, así como la cocina.

Y yo suspenderé el examen, pero con la conciencia tranquila y planeando formar una OI universal, de fines generales, con un solo órgano político y otro administrativo y formada por miembros públicos. Eso sí, a pesar de todo será realista y se verá incapaz de salvar el mundo debido al pesimismo delante del género humano.

jueves, 23 de julio de 2009

Diez nuevas cosas que no debes hacer si vas a un súper en general y al Caprabo de Fabra y Puig en particular


1. No se queje si cree que su compra le ha costado demasiado dinero. Como decía Moni, la cajera no fija los precios de los productos que usted compra. Ella también considera que son excesivos, pero no puede hacerle descuento.
2. Absténgase de decir “pues en otros súpers…”. Si en otros súpers hay agua fría, si no lleva la tarjeta cliente, pero le sirve el teléfono o el DNI o si las patatas están más baratas: vaya a ese otro súper.
3. “No rompan los packs” significa “si rompes el pack la botella de agua no pasará por el escáner porque va con las otras cinco y usted se enfadará con la cajera”. Por lo tanto: no rompas los packs de las botellas de 33 centilitros de agua y, si lo haces, atente a las consecuencias.
4. No coja un producto que no lleve código. Si lo hace, pasará como con el agua: deberá atenerse a los efectos: alguna compañera de la cajera (que para información de los consumidores no puede abandonar la caja e ir a la otra punta del establecimiento a mirar algo) irá a mirar el código y lo tarerá. El tiempo que invierta la compañera de la cajera no depende de la cajera, la cajera nos abe cuanto tardará.
5. No debe interpretar los carteles de “oferta”, “promoción” o similar como más le convenga. Si pone “maxipack”, pone “maxipack” no “pack”. No espere tampoco que la cajera se sepa todas las ofertas y/o promociones que hay en su lugar de trabajo. Tiene cosas más importantes que memorizar.
6. No debe dirigirse a la caja sin pesar la fruta. Sí, el los Caprabo la fruta la pesan ustedes, concretamente donde pone “Punt de pesada” y no, la cajera no se sabe el número del melocotón, ni del aguacate ni del tomate en rama. Mírelo usted.

7. No hagas un envío a las 20.45. Has tenido todo el día. Un envío supone mucha cola y que la gente indecisa se lo tome con calma.
8. No debes entrar a las 20.59 horas a un súper que cierre a las nueve. Si lo haces debes valora cuan de imprescindible va a ser tu compra. Palillos, olivas a grane, una lata de Coca Cola y/o mermelada no se considerarán compras de vital importancia.
9. “Atención señores clientes, les informamos que nuestro horario comercial está a punto de finalizar” significa “Atención, las cajeras están a punto de finalizar su horario laboras así que vaya pasando por caja”.
10. Por otra parte, “Atención señores clientes, les informamos que nuestro horario comercial ha finalizado” significa “Atención, las cajeras ya han finalizado su horario laboral, tienen vida y quieren hacer uso de ella así que decídete entre la Coca Cola normal o la sin cafeína y pasa por caja de una p___ vez”. Si lo dicen por segunda vez significa “Si no estas en caja a la de ya no esperes las gracias, no la sonrisa ni nada por el estilo si no una mirada asesina que te quitará las ganas de volver a entrar al súper a esa hora”.

domingo, 19 de julio de 2009

Diez cosas que no debes hacer si vas a un super en general y al Caprabo de Fabra y Puig en particular


1. No debes pagar con un billete de 50 una barra de pan y, si lo haces, que no sea a las 9.01 de la mañana. La cajera no es un banco, su dinero es muy limitado a esa hora.

2. No debes decir nunca “nena, me has marcado que tal cosa…”. La nena cajera NO marca, marca la máquina. La nena sólo se limita a pasar el código, por tanto; si el precio está equivocado no culpe a la cajera… por ella te lo podrías llevar gratis con tal de no escucharte.

3. No debes quedarte mirando como la cajera pasa los productos. Tú misión es ir embolsándolos (sobre todo si tu compra es grande) para no genera mucha cola y que así los siguientes clientes no se enfaden con la cajera.

4. No le pidas nada a la cajera si ves que no a acabado de cobrar a alguien y no puede atenderte. Con un “cuando acabes ¿Me puedes dar cambio para el carro?” bastará.

5. No vayas a buscar algo si te están pasando la compra. Paga y vuelve a entrar. De lo contrario volverás a general cola y los clientes se volverán a enfadar con la cajera.

6. No pongas garrafas de agua, botellas varias, detergentes, suavizantes, melones, sandias o cualquier cosa pesante al final de la cinta si quieres que la cajera te lo pase lo primero. Hasta nueva orden las cajeras no tiene extremidades extensibles.

7. No contestes automáticamente “no llevo suelto” si la primera pregunta sabes que es “¿Lleva tarjeta cliente?”. Escuche a la cajera, luego hay malentendidos y… ¿De quién será la culpa?

8. No expliques porque no llevas la tarjeta cliente encima. A la cajera sólo le interesa se la das o no. NO le interesa saber si te han robado el monedero, si la que la tiene es tu mujer o si sí que la tienes pero no se la vas a dar porque llevas poca compra. “¿La tienes?” ;“Sí, ten” o “No”.

9. No debes tener escondida la tarjeta cliente. Si llevas tarjeta y se la vas a dar la cajera: tenla a mano. Sabes que la cajera te lo va a preguntar, sabes que se la vas a dar… ¿Por qué la tienes escondida en el monedero detrás de otras tres tarjetas, escondida para no encontrarla?

10. No debes enfadarte si la cajera te ha marcado algo de más. Aunque no lo creas es una persona y tiene derecho a equivocarse. Además, te devolverá el importe que te ha cobrado de más, no se lo va a quedar y lo va a guardar en una hucha para comprarse una casa en la playa.

martes, 14 de julio de 2009

en65palabras


Acabar. No una ni dos veces… cuatro. Diferente suerte, diferente manera, diferentes personas. Bueno… no todas. Personas... Ni muchas ni pocas, las justas y necesarias. Las de siempre, las nuevas, las que no pensaste, las que algún día pudiste imaginar, las que llegaron y no se fueron. A las que se han ido, un placer. A las que se quedan, gracias. ¿Acabar? No. Simplemente… continuará.


jueves, 25 de junio de 2009

100 españoles y David Barba



En el momento de escribir esto, debería estar entre copas, desconocidos varios, maestros en muchos sentidos y quizá posibles contactos. Pero sentido de la responsabilidad algo tardío me ha impedido aceptar la invitación del señor Barba (que no señor R) a un festival de todo tipo de anécdotas.

Y es que después de pasearse por diferentes medios de comunicación y haber presentado su nuevo libro en el Círculo de bellas artes de Madrid, en esta ocasión el escenario escogido por
David Barba para presentar 100 españoles y el sexo ha sido la FNAC del Tríangle, en Barcelona.

Quizá os preguntéis quien es este tío y porque vais a leer cosas sobre él. David es periodista, profesor, escritor, místico y, si se lo propone, buena persona. Además de sorprendente, claro. Yo aún nos algo de mi asombro y es que, David, impuntual sistemático ya había empezado su presentación cuando he llegado –junto a dos tímidos amigos- a las siete y diez… sólo 10 minutos más tarde de lo previsto, es decir, unos 20 minutos antes de lo esperado. Eso no se hace, ¡oh, gran maestro!

En la mesa presidencial sólo estaban sentadas tres personas, pero tenían las ganas de hablar de unas siete u ocho. En el centro, el protagonista vestido con una camisa rojo pasión en proceso de acabarse y un peinado tipo antes de venir me he echado la siesta. A su izquierda, Valérie Tasso con muchas cosas que decir y más ganas de contarlas. Y al lado restante, Pepe Ribas, sin tanto atractivo como la Tasso, pero con las mismas ganas de hablar. Demasiados gallos para tan poco corral.

La sala estaba llena. Sinceramente no era muy difícil pues tampoco era de dimensiones descomunales. Pero no te quitaré méritos. Al fin y al cabo el sexo mueve montañas. Los asistentes eran personas conocidas como Sophie Evans, desconocidas (no por demasiado tiempo) como mis amigos o yo (marchando una dosis de autoestima), desconocidas (a secas) , señoras que te sonríen demasiado y personas que no deberíamos haber conocido nunca.

Como todo lo que suelen decir David y sus compañías, las explicaciones sobre la evolución de la sexualidad eran interesantes. Según Valerie Tasso, en el sexo vamos a poder encontrar respuestas a preguntas históricas como “¿Quien soy?”, pero ojalá también tuviera la respuesta a “¿Qué estoy haciendo con mi vida?”. Todo sería más fácil, o no.

Que sepan, también, que en Madrid se vive más la sexualidad que en Barcelona… ¡qué gran verdad!, ¡qué grandes sonrisas!, ¡qué grandes recuerdos!, ¡qué grandes vacaciones en Madrid! Algún día, si se lo explico lo entenderán. Hasta entonces, dejen volar la imaginación y pásenlo bien.

El turno de preguntas ha sido divertido. Los protagonistas pedían preguntas cortas a respuestas largas. Espontáneos a los que nadie entendió han hecho apariciones esporádicas para hablar de algo similar a “la práctica del garrote” o para abrir debates que han acabado con aplausos incomprensibles y cortes elegantes para cambiar de tema y dejar claro que Freud ha hecho mucho daño a las mujeres (y señor espontáneo, a nosotras no nos da igual). Sí, este son el tipo de personas que no hubiéramos querido conocer.

Dedicaron unas palabras a David y al libro (sí, se hablará del libro no sufran) Guillermo Ferrara, profesor de Yoga tántrico e Iván Tubau, ex profesor de David. Bueno aunque más que una intervención, lo del señor Tubau fue una demostración del actor que nuca fue. Sí, después de decir lo buen escritor que es David –vamos como todo el mundo. Parece, amigo, que has dejado de ser humano y ahora resulta que eres lo más parecido a la perfección- se levantó y con mucho sentimiento interpretó unos versos de Segarra que supongo tenían que ver con el contenido del libro, pero que nadie ha debido percatarse a causa de lo impactante de la escena.

Para sorpresa mía y de mi tímida amiga hemos descubierto que el actor Mariano Alameda, agotado de la fama ha fundado un centro de psicoterapia en Madrid… ¡Qué fuerte! Sí, quizá a ustedes no les importe, pero a dos personas que durante varios verano han visto a esta persona en una imitación de la serie Sensación de Vivir es impactante descubrir como lo místico ha ganado a la televisión. Sí, aún no hemos perdido la capacidad de sorprendernos y estamos orgullosas de ello. ¿Qué pasa?

Ya voy acabando, no se preocupen. Pero ando sumida en una crisis existencial, como la mayoría de personas. Y es que no les puedo decir nada del libro que no sepan ya que le dije a su autor que no me lo pensaba comprar y he cumplido mi palabra. Sí, soy periodista y no debería haberlo hecho, pero todos cometemos errores. Aún así le puedo decir que conociendo a David y habiendo leído su anterior libro Confesiones de una estrella del porno seguro que es divertido, entretenido y sugerente. Y bueno, seamos sinceros, no creo que haya pagado a toda la gente que ha dicho que es un buen libro, así que alguno lo dirá de corazón y en serio.
No sean franquistas. Acaben con la represión y la vergüenza. Cambien el best seller que llevan por éste otro. Muéstrenlo con orgullo y sin pudor en lugares públicos. Pero sobre todo, critíquenlo, será más divertido así ;)

domingo, 7 de junio de 2009

Como si fueramos unos animales...


- A veces me gustaría que los humanos fuésemos un poco más perros.
- ¿Y jugar más sucio aún?
- No, he dicho perros no realistas. Podríamos regalar alegría, sonrisas y muestras de cariño sin esperar nada a cambio y sin pensar en los demás. Un perro no se preocupa de si quieres recibir un lametazo o no. Te lo da y punto. No se preocupa de lo que piensas de él. Él es feliz y tú... también. ¿no te gustaría ser un poco más simple?
- Si es a cambio de babas no.
- A veces no sé porque me molesto en hablar contigo ¬¬

domingo, 31 de mayo de 2009

Descorchemos una botella de ron (II)


- ¿Por qué subes la persiana? Es domingo, no son ni las doce, mañana es fiesta... El día no tiene porque empezar antes de la hora de seguir durmiendo.
- Creo que aún te duran los efectos del alcohol.
- Cómo quieres que no me duren si dejé de beber hace apenas unas... qué... emmm no sé la última vez que miré el reloj eran las cinco, fue cuando nos fuimos de la fiesta. Pero creo recordar que me fui a dormir con luz... No lo sé, en todo caso déjame en paz.
- ¿Qué recuerdas de ayer?
- Que NO querías escucharme, que NO querías que bebiera más, que NO querías darme un abrazo... ¿Quieres algún "NO" más? Seguro que si me pongo a pensar hay más ¡Ah! También recuerdo que antes de regresar a casa SÍ me lo estaba pasando bien.
- Bebiste mucho.
- Ya te dije que no lo suficiente. En todo caso no sé porque te molesta tanto. TÚ también bebiste. Ahora viene un "claro, pero no tanto como TÚ", ése es TU problema, no MI problema. Si ahora estás aburrido y no resacoso y te aburres y quieres molestar a alguien... llamas a algún amigo y me dejas a MÍ en paz porque estoy harta de TI y de TUS malditos sermones.
- Es que te tienes que ir. En una hora llega Clara y tengo que llevarte a TI y todas TUS cosas a TU casa.
- ¿Clara? ¿Quién es Clara?
- Alguien que no sabe que existes y que debería continuar siendo así. Y Claro si te ve a TI y al rastro de TÚ semana aquí quizá se extrañe. Más que nada porque le he dicho que estaba ordenando y recogiendo la casa -cosa que has hecho y te agradezco porque así la excusa es más creíble- y tenía todo por medio, por tanto prefería que no viniera, pero claro si ve TUS libros, TU ropa, TUS bolsos y los tres pares de zapatos que has dejado repartidos por toda la casa quizá se extrañe. ¿No crees?
- Quizá...
- Pues levántate, yo iré recogiendo TUS cosas.
[...]
Per a tu, que t'agraden =)

miércoles, 27 de mayo de 2009

El concierto de silencio

- Ven, vamos a jugar a un juego.
- ¿Perdona? ¿En serio crees que tengo tiempo para jugar?.
- Seguramente no, pero si te piensas que a mi me sobra, andas muy equivocada. Simplemente lo hago para que podamos llevarnos bien lo que queda de semana. No me mires como si estuviera loco. Estoy harto de que me enseñes los colmillos cada vez que te digo algo que crees que nod ebería haber dicho.
- Pero sabes que suelo tener razón.
- No tanta como te imaginas. pero silencio. Vamos a la terraza.

[...]

- Vale, ahora siéntate aquí y tápate los ojos.
-En serio, tengo muchas cosas que hacer, muchas cosas que borrar de la lista imaginaria de tareas pendientes. Y ¿Qué es todo esto?
- Unos cascos, unos micrófonos y un veraniego día de mayo. Sí, falta la playa o un parque para que sea pefecto, pero no los he podido conseguir con tan poca antelación. tare ya te tapo yo los ojos.
- ¿Ahora qué?
- Ahora te callas y cuando te pregunte me reposndes.

[...]

- ¿Qué oyes?
- Una mirada cómplice.

[...]

- ¿Qué oyes?
- Unos pasos que se acercan.

[...]

- ¿Qué oyes?
- Un beso de despedida.

[...]

- ¿Qué oyes?
- Un abrazo olvidado des de hace mucho tiempo.

[...]

- Es el sonido de todo el silencio que te pierdes por no jugar más amenudo.

martes, 26 de mayo de 2009

Conversación con el Señor Morales


Aula 15, 10.00 A.M Clase de mètodes.
Sergio: ¿Cuál es el aula siete?
Esther: donde hacíamos clase en primero.
Sergio: ¡Ahh! Donde ahora hay ordenadores, ¿no?
Esther y Andrea: No ¬¬
Sergio: ¿Lo he soñado?
Esther y Andrea: Sí.
Sergio: No, eh...
Esther y Andrea: Sí...

domingo, 24 de mayo de 2009

Los cínicos algún día servirán para este oficio


Hace aproximadamente un año y un mes encontré una frase que me hizo recordar a Kapuściński era de William Faulkner, escritor estadounidense i decía así:

Se puede confiar en las malas personas, no cambian jamás.

Inevitablemente me acordé del Señor R, él por aquel entonces siempre me decía que era mala, malísima, lo peor (con cariño, claro está) e inventé una especie de silogismo que publiqué en el flog con respuesta a descubrir y conclusión que os puedo confirmar. Decía así:

La persona R dice que soy mala,
malísima.

La persona K dice que las personas malas no
sirven para este oficio.

La persona R admira a la persona K.
Yo admiro a la persona R y también a
K.


¿Mi duda es...... sirvo para este
oficio?


Sirva o no una cosa está clara... la persona F
dice que podéis confiar en mi.

Ahora un año después hablando con Lluïsa y viendo las actualizaciones de Gerard, Stef y Mireia vi que quizá Kapuściński era una buena opción para esta actualización sobre ensayos y ensayistas.

Yo no tengo nada contra el gran maestro
Kapuściński. Me leí Ébano y quedé enamorada de cómo describí la luz de África i cómo me hacía volver allí sólo con cerrar los ojos. Pero he leído dos veces Los cínicos no sirven para este oficio (y hubiesen sido tres si hubiera estado disponible en la biblioteca) y sigo pensando que se equivoca. Déjenme que me explique antes de crucificarme.

La frase que todo el mundo recuerda de ese libro es: “La malas personas no pueden ser buenos periodistas”. De ahí la duda existencial de si voy a ser [buena] periodista o no. Sí, a mí como a
Lluïsa también me han dicho varias veces que de buena que soy parezco tonta, pero siempre he respondido que lo dicen porque no me conocen demasiado. No voy a entrar en debate de si los humanos son buenos por naturaleza y la sociedad los corrompe o si l’home és un llop per l’home. Simplemente digo que yo no soy buena persona, pero que como no creo que nadie lo sea al 100% (y menos si es mujer, pero ese es otro tema) me cuesta creer al maestro.

¿Por qué los cínicos no pueden sentir empatía?; ¿Por qué los cínicos son malas personas? Al fin y al cabo la los miembros de la escuela cínica, con su estilo franco y provocador desconcertaban a sus contemporáneos y desnudaban toda su hipocresía. No es tan diferente de lo que hace el periodista, ¿No?

Además, está Faulkner. “[…] Las malas personas, no cambian jamás”. En los tiempo que corren eso es un buen seguro. Yo no voy a cambiar, si sigo siendo mala me dará igual un medio u otro, yo actuaré como debo, ¿No?

A veces cuando intentamos sacar lo peor de nosotros, sacamos lo mejor. Porque nos da igual todo. Porque decimos lo que queremos decir y no lo que quieren que digamos. Porque escribimos las palabras adecuadas sin pensar en la repercusión o en la autocensura que nos aplicaríamos en estado normal. ¿La solución? Combinar el demonio y el ángel, sin asfixiar a uno ni oxigenar demasiado al otro.

domingo, 17 de mayo de 2009

Adagio

“Apresúrate lentamente”
Es una frase atribuida al emperador romano Augusto que aconseja actuar con calma y tranquilidad para lograr un buen resultado en una situación comprometida.
Porque como ya dije hace unos días, vamos demasiado rápido a ningún lugar.

sábado, 16 de mayo de 2009

En una palabra

Si como dice el Sabio los blogs son reflejos de nosotros mismos, el mio simplemente se puede definir con una palabra: inestable.

Porque así es mi vida, así son mis creaciones, así son mis gustos, así son mis sentimientos, así son mis pensamientos, así es mi relación con el Señor R.

jueves, 14 de mayo de 2009

El nuevo dardo en la palabra

Esta semana Perceval nos ha hablado sobre las palabras -entre otras cosas- así que me he dicho "Oh, tú tenías escrito algo sobre ellas". Aquí lo teneis. La tercera acepción del diccionario de la RAE nos cuenta (aunque nos podría comentar también) que un dardo es un dicho satírico o agresivo y molesto. No hay mejor manera de describir a Lázaro Carreter y a esta recopilación de artículos, escritos entre 1999 y 2002, que con estos adjetivos.

Fernando Lázaro Carreter tenía en su haber un sinfín de títulos, premios y libros que avalaban su carrera como crítico, profesor y estudioso, pero sobre todo como incansable luchador a favor del buen uso de la lengua española. Tanto en “El dardo en la palabra” como en “El nuevo dardo en la palabra” Lázaro Carreter se dedica a hacer un estudio del lenguaje de los periodistas. A su entender, las personas que están al frente de los medios de comunicación son quienes tienen más responsabilidad en cuento al lenguaje porque son los encargados de transmitir correctamente su uso. Aun así, los medios de comunicación no siempre son buenos transmisores de aciertos lingüísticos y como consecuencia de sus equivocaciones, la sociedad también erra. Este libro fue escrito con el fin de hacer evidentes los numerosos errores lingüísticos de los medios de comunicación y así poder corregir nuestros deslices con el idioma. Asimismo, podemos ver la evolución (o la no evolución) de la lengua a través de las épocas históricas.

El libro nos muestra los miles de errores que cometemos todos los días. Por una parte el uso inapropiado de palabras con diferente significado pero que la gente utiliza por sinónimos como, por ejemplo mandar y mandatar. Por otra, la invención de nuevas palabras o expresiones como “buenas madrugadas” por no hacer el esfuerzo de pensar en qué franja horaria situar las 01.00 h. También es criticada la insistencia en cometer el crimen de no acentuar gráficamente las mayúsculas.

Los dardos de Lázaro Carreter están escritos con un tono de humor, buscan llamar la atención del lector, pero siempre son tratados con al seriedad y el rigor que merece la lengua. La sátira es una constante en todos los artículos. Dicha sátira la utiliza muy a menudo con la expresión “escribidor” para denominar al “mal escritor” causante de los errores y en la referencia al eterno debate de si oímos o escuchamos.

El nuevo dardo en la palabra (II)

El lenguaje que nos encontramos parece claro y sencillo, pero a medida que se van avanzando páginas el exceso de sátira hace que éste se vuelva complicado y enrevesado. Por tanto, cualquier persona podrá leer el libro, pero no cualquiera lo podrá entender. Se necesita un mínimo conocimiento de la lengua y un conocimiento de las figuras retóricas. Conocer la lengua en que nos expresamos nos sirve para aprender de ella, para darnos cuenta que muchos de los dardos ajenos, son propios.

Los temas tratados reflejan la actualidad del final del siglo XX y principios del XXI. Podemos encontrar referencias a este cambio de siglo, a las elecciones del año 2000 o el inicio de los reality shows. Pero lo más importante es que hay temas y dardos que son contemporáneos y se pueden entender fácilmente sin necesidad de contextualizar. Es el caso del término violencia de género. Este vocablo adoptado del inglés no diferencia en las lenguas románicas entre “sexo” y “género”, palabras equivalentes en inglés. Todavía hoy en día, 8 años después de escribirse el artículo, se discute la denominación que debe recibir la violencia que reciben las mujeres por parte de los hombres.

“El nuevo dardo en la palabra” es un libro que todo periodista y persona con un poco de interés lingüístico debería tener en la mesita de noche junto con un diccionario y una libreta para apuntar aquellos errores que cometemos. Una vez leído y releído el periodista debería concienciarse de la importancia de utilizar bien su herramienta de trabajo. Sus errores podrán no ser percibidos por las personas con un nivel cultural bajo, pero le pondrán en evidencia delante de aquéllas con un alto bagaje cultural.

Después de leer este libro, cualquier lector tendrá la sensación que es el habitante del planeta que peor habla y escribe. Temerá ponerse delante de una hoja en blanco, sentirá la presencia del señor Carreter desde allí donde esté y pensará más de dos veces antes de escribir o hablar. Quizá el miedo al error sea el peaje que hay que pagar para llegar a usar correctamente el idioma.

martes, 12 de mayo de 2009

El señor Ibrahim y las flores del Córán


“La lentitud, ese camino hacia la dicha” pronuncia el señor Ibrahim pocas escenas antes del final. Quizá por eso en los tiempos que corren abundan los infelices: vamos demasiado rápido a ningún lugar. Una de tantas reflexiones a las que el espectador puede llegar después de ver esta película ambientada en el París de los años 60.

Moise e Ibrahim inician su historia separados por prejuicios sociales y acaban unidos por la soledad. Por una parte, Momo –como quiere Moise que le llamen- es un joven judío incomprendido, abandonado primero por su madre y más tarde por su padre. Por la otra, Ibrahim, el árabe, marcado por la muerte de su mujer y que pasa los días sin ilusión detrás del mostrador de su tienda –abierta de 8.00h a 00.00h incluso los domingos.

Un día, Momo, cansado de situación y después de saber que su padre se ha suicidado le pide a Ibrahim que le adopte. Juntos iniciarán un viaje que les llevará a Turquía, pasando por lugares como Italia o Grecia. Durante este trayecto el señor Ibrahim inculca a Momo la sabiduría de su Corán la cual como intenta enseñarle al joven no es tan diferente de otras sabidurías: "Las iglesias católicas huelen a cera, las iglesias ortodoxas huelen a incienso, las iglesias judías huelen a tela de algodón, las iglesias musulmanas huelen a pies; pero su Dios es el mismo, aunque le hayamos puesto distintos nombres", explica el viejo árabe.

Otra de las citas de Ibrahim que destacaría de la película “Te voy a hacer danzar. Cuando danzas el corazón canta y sube al cielo”. En aquellos momentos me hizo pensar en Guillermo Ferrara y la clase que impartió en la asignatura de Teoría y práctica de la meditación. Él no dejó de insistir en la importancia que tenía la danza en nuestras vidas, como activaba los sentidos y lo poco qué practicábamos ese arte.

Vamos rápido, no prestamos atención a las necesidades de nuestro cuerpo, no creemos en la amistad entre dos culturas diferentes… El señor Ibrahim y las flores del Corán no es una película que hablé del Corán explícitamente. Ibrahim y Momo crean una relación especial ente discípulo y mentor que se entiende des del el respeto, el mismo que predica el Corán. Las flores, en este caso, son las flores de la razón, por ello la religión debe interpretarse no desde el fanatismo si no como una manera humana y sabia de vivir.

“No me muero, voy a unirme con la inmensidad”. Antes de que llegue este momento quizá es hora de ir lento, mirar a nuestro alrededor y pensar en todo lo que nos queda por aprender.