domingo, 25 de julio de 2010
La herencia
domingo, 9 de mayo de 2010
La Boda de Dani (II)
Laura esperaba a Nacho en la barra, cerca de la puerta y lejos del gran salón donde los invitados bailaban al ritmo de canciones que nunca pasan de moda. Se había vuelto a poner los zapatos y tomaba una caipirissima. Sabía lo que le quería decir, pero no sabía si era el momento, ni siquiera si hacía falta contarle a Nacho aquello. Era importante que no hubiese pasado nada aquella noche, sin embargo, sin el contexto Nacho no lo entendería y explicar el contexto significaba explicarle muchas cosas.
miércoles, 28 de abril de 2010
La Boda de Dani (I)
- Ven a buscarme por favor.
Laura estaba sentada en un sofá de polipiel rojo. Se había quitado los zapatos y tenía las rodillas contra el pecho. Nunca había entendido porqué en el descansillo de muchos restaurantes de categoría había muebles tan cómodos. Al lado tenía una mesita donde descansaba su bolso y una lámpara llena de lágrimas de cristal que chocaban entre ellas cuando el viento suave entraba por la ventana que había al fondo del baño. Entre pasillo y habitación distribuidora no había puerta, simplemente un gran arco de madera barnizada.
- ¿Cómo ha ido?
- Depende del filtro con que lo mires.
Hacía como tres meses que recibió una carta que decía “Daniel BR y Rosa LM se complacen en invitarles a su boda”. Aquella carta le había causado una especie de shock emocional que no había sabido interpretar.
- Cristian, Dani se casa y no es conmigo.
- Ahá.
- Me parece muy fuerte y más aún que me invite.
- Ahá.
- Cristian esto es serio…
- Tú estás con Nacho.
- No estoy con Nacho y, en caso que lo estuviera, no tendría nada que ver. Es Dani, llevo como media vida enamorada de él.
- Y la otra media como acostándote con él.
- No ha sido exactamente así y lo sabes.
Laura había conocido a Dani hacía 5 años, cuando ella tenía 19 y él 34. Era el entrenador de básquet bohemio con aires de poeta de su hermano. Alto, moreno, un poco desgarbado y con los ojos marrones. Un tipo muy normal que había ensimismado a Laura. Después de un año de cortejo e insistencia ella había conseguido atraparlo y era frecuente que en el momento menos pensado uno de los dos llamase. Sus claves eran muy sencillas basadas en una canción que Laura adoraba y que intentaba contagiar a cualquier persona de su alrededor. “Venga” y “Vale” eran la señal de un encuentro esporádico en el que acabarían sudando en el sofá, la cocina, el despacho o, quizá, una cama del piso de Dani, situado en la Calle París.
- Pero, ¿Cuánto hace que no... “quedáis”?
- Como unos 4 ó 5 meses.
- ¿Cuánto hace que estás con Nacho?
- ¿oficial o extraoficialmente?
- …
- Joder, Cristian. Empecé a acostarme con Nacho hace como ocho meses. Sí, pero estuvimos un tiempo que no sabíamos que éramos o, lo sabíamos menos que ahora. En ese tiempo, no asumí ningún compromiso de fidelidad, ambos podíamos hacer lo que quisiéramos. Luego, simplemente no tuve la necesidad de recurrir a Dani, un pacto no escrito.
- Pero ahora te da rabia que se case, cuando igualmente él compartía cama contigo cuando tenía novia.
- Pero no se casa conmigo…
- Pero tú no te quieres casar…
- Pero es Dani…
- ¡Pero eres lo peor!
Recordaba aquella conversación telefónica con Cristian mientras al otro lado de la línea ahora se encontraba Nacho.
- No te entiendo y no sé si quiero entenderte.
- Ven, creo que… no… no lo creo, lo sé. Tengo que contarte algo.
A Laura le temblaba la voz, a Nacho, en cambio, el resto del cuerpo.
lunes, 26 de abril de 2010
Si hace falta, te enseño a hacer el pino
Pablo esperaba en la puerta de aquel sexto piso situado en la calle Valencia. No sabía si Laura le abriría la puerta o no, pero sabía que estaba dentro porque minutos antes la había visto en el "balcón-casi-terraza-donde-
lunes, 19 de abril de 2010
Preferiría no hacerlo
En la carrera te enseñan que no debes titular con juegos de palabras y/o frases más que conocidas. Siento contradecir hoy esta regla, pero os prometo que preferiría no hacerlo. ¡Ups, ya estamos otra vez!
jueves, 15 de abril de 2010
Llevaba tus zapatos
Primer tono. ¿Le cogerá el teléfono? Segundo tono. Claro que se lo cogerá. Tercer tono. Vale, de acuerdo es posible que no se lo coja. Cuarto tono. Lo sabía.
miércoles, 3 de marzo de 2010
La teoría de los clips
jueves, 11 de febrero de 2010
Las lavadoras se ponen los domingos (II)
- No sé, no estoy acostumbrado a que me laven la ropa.
- Siempre te la lavan, ¿acaso quitas las manchas a mano?
- No, quiero decir… ya me has entendido… es que…
- No te pongas nervioso, me iré mañana por la mañana.
- Yo…
- Ya, tú no me echas, pero no sabes qué hago aquí.
Volvía a hacerlo. Le leía la mente. Interpretaba su mirada. Encontraba las palabras para expresar sus pensamientos. No quería que se fuera, no quería tenerla allí, no sabía lo que quería.
- Puedes quedarte el tiempo que quieras.
- ¿Desde cuando el ser humano sabe lo que quiere?
viernes, 22 de enero de 2010
Las lavadoras se ponen los domingos (I)
- - Laura, no te oí llegar ayer.
- - Normal, hacía un par de horas que estaba en casa cuando apareciste.
Iba de un lado para otro con una taza de café en una mano y ropa en la otra. Salía a la terraza y volvía sin ropa en la mano y a veces sin taza. Cuando esto pasaba volvía a salir, la recogía de la silla verde y volvía a entrar en el piso. De pronto salió al comedor.
- - ¿Sólo tienes esto para lavar?
- - Eh… no lo sé, no me lo había planteado. ¿De dónde has sacado eso? Des de la semana pasada que no veía esa camiseta y el caso es que el jueves quise ponérmela y no pude.
- - ¿De dónde la he sacado? Ja,ja,ja ¿qué no sabes que tienes un cesto de ropa sucia en el lavabo?
- - Ahh… sí ahora que lo dices me suena algo. Lo compró Pablo cuando vivía aquí. Pensé que se lo había llevado.
- - Supongo que lo pensabas porque estaba detrás de la puerta y cómo tú nunca la cierras…
¿Cómo sabía eso? Mejor dicho, ¿Cuántos días llevaba allí para saber eso? Volvió a salir a la terraza con la taza y la ropa que había descubierto. Se quedó mirando al frente un rato.
- - Los vecinos de abajo están discutiendo. Él llegó más tarde que tú. ¿Carlos se llama? Me lo encontré ayer cuando venía de la compra. Creo que no llegarán lejos, ella es demasiado celosa. El martes le lió una buena cuando descubrió unos mensajes de una tal Ainara. Deduje que era una compañera de trabajo por el contenido, pero ella le decía que no era normal que se enviase mensajes con esa “bruja caza hombres”, que para eso estaba el correo.
- - Llevan años así. No creo que se separen, siempre vuelven.
- - Bah, un día todo se acaba.
Entró de nuevo en el piso. Ahora entendía porque cuando a las 5 de la mañana había abierto la nevera para coger leche y estaba llena. Él entró en su habitación y sacó la ropa y se la dio “Creo que ya no hay nada más”. Ella entonces salió de nuevo ahora sin taza pero con un libro.
- - ¿Te puedo hacer una pregunta?
- - Claro. Otra cosa es que te la conteste.
- - ¿Por qué me pides la ropa sucia?
- - ¿Qué tipo de pregunta es ésa?
martes, 12 de enero de 2010
Teníamos un trato
Pasaban más de veinte minutos de las ocho cuando se abrió la puerta. En el comedor parecía que había pasado un ciclón. La mesa estaba llena de papales subrayados con demasiados colores, sobre las sillas descansaban montones de libros abiertos o por abrir y el suelo, era una extensión de la mesa. Laura, en el sofá miraba sin demasiado entusiasmo una serie de televisión.
- Teníamos un trato.
- También teníamos café y esta mañana se ha acabado.
- ¿Qué? Y seguro que no has comprado. ¿Qué voy a desayunar mañana? Pero, no me cambies de tema. Ya sabes de qué trato te hablo. Podías pasar aquí unas semanas si no cambiabas la decoración. Y éste, no parece mi piso.
- Ah, de ese trato me hablas. En una convivencia hay que ceder. Yo acepto que seas tan ordenado. Acepta tú que yo también lo sea.
- ¿El que? ¿Ordenada?
- Sé perfectamente dónde está cada cosa.
- ¿El subrayador amarillo?
- Encima de la silla más cercana a la puerta.
- ¿El verde?
- Debajo de la mesa, junto a una goma de borrar y un punta fina azul.
- ¿El lila?
- No tengo subrayadores lilas... ¿Ves? Todo en orden.
- No, no todo está en orden. ¿Cuándo piensas volver a dejarlo todo como estaba?
- Mmm... No sé. Déjame pensar. El viernes tengo un examen, pero la semana que viene tengo que entregar un reportaje, una crítica y un trabajo indescriptible. Quizá el próximo martes esté lo suficientemente estresada como para hacerlo.
- ¿No sería más fácil hacerlo hoy o mañana?
- ¡Eh! Estoy viendo Seinfield, ¿Vale? Además... Si lo hago ahora... ¿Qué haría el martes?
- ¿Hacer los trabajos?
- ¿Y qué haría el jueves por la noche?
- ¿Dormir?
- ¡Bahh! Entonces no tiene emoción.
- En serio, no te entiendo, ni siquiera te gusta esa serie.
- Tampoco me gusta despertarme a la siete y hoy lo he hecho. Son cosas de la vida, rutinas, manías… llámalas como quieras.
- No pienso discutir contigo. Por cierto... ¿De qué otro trato podría esta hablándote?
- No sé, quizá del de no dormir juntos otra vez. También lo teníamos y tampoco lo he cumplido. Ah, claro como ese también lo has roto tú no pasa nada.
- No es lo mismo.
- Es un trato igual.
- Me voy a la ducha.
- Eso, huye.
- No huyo.
- Te equivocas.
- ¿Cómo?
- Sí he comprado café.