jueves, 14 de mayo de 2009

El nuevo dardo en la palabra (II)

El lenguaje que nos encontramos parece claro y sencillo, pero a medida que se van avanzando páginas el exceso de sátira hace que éste se vuelva complicado y enrevesado. Por tanto, cualquier persona podrá leer el libro, pero no cualquiera lo podrá entender. Se necesita un mínimo conocimiento de la lengua y un conocimiento de las figuras retóricas. Conocer la lengua en que nos expresamos nos sirve para aprender de ella, para darnos cuenta que muchos de los dardos ajenos, son propios.

Los temas tratados reflejan la actualidad del final del siglo XX y principios del XXI. Podemos encontrar referencias a este cambio de siglo, a las elecciones del año 2000 o el inicio de los reality shows. Pero lo más importante es que hay temas y dardos que son contemporáneos y se pueden entender fácilmente sin necesidad de contextualizar. Es el caso del término violencia de género. Este vocablo adoptado del inglés no diferencia en las lenguas románicas entre “sexo” y “género”, palabras equivalentes en inglés. Todavía hoy en día, 8 años después de escribirse el artículo, se discute la denominación que debe recibir la violencia que reciben las mujeres por parte de los hombres.

“El nuevo dardo en la palabra” es un libro que todo periodista y persona con un poco de interés lingüístico debería tener en la mesita de noche junto con un diccionario y una libreta para apuntar aquellos errores que cometemos. Una vez leído y releído el periodista debería concienciarse de la importancia de utilizar bien su herramienta de trabajo. Sus errores podrán no ser percibidos por las personas con un nivel cultural bajo, pero le pondrán en evidencia delante de aquéllas con un alto bagaje cultural.

Después de leer este libro, cualquier lector tendrá la sensación que es el habitante del planeta que peor habla y escribe. Temerá ponerse delante de una hoja en blanco, sentirá la presencia del señor Carreter desde allí donde esté y pensará más de dos veces antes de escribir o hablar. Quizá el miedo al error sea el peaje que hay que pagar para llegar a usar correctamente el idioma.

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