Si usted fuera una persona joven, aún sin nada claro para su futuro y viera La sombra del poder posiblemente la profesión de periodista entraría en su lista y la película le parecería bastante buena. Si ya fuera un estudiante de esa carrera, desilusionado, escéptico y que se replantea su vida continuamente, lo más probable es que no incluyera la película en sus favoritas y tuviese más dudas en cuanto a su futura profesión. En cambio, como estudiante convencido, ilusionado y sin dudas pondría esta película como ejemplo de lo que usted considera que debe ser el periodismo. Por último, si fuese un periodista hecho y derecho no sé que le parecería porque las críticas que he leído son bastante buenas, pero creo que es porque no les apetecía demasiado criticarla.
Vayamos por partes para que me entienda –aunque a partir de ahora, estimado lector le tutearé. Si no conoces nada del periodismo, este thriller político te sorprende. Te aleja de la idea que durante los últimos años relaciona periodismo con la prensa rosa.
Si no sabes nada del periodismo, de La sombra del poder te quedas con la investigación, los tiroteos, las trampas, los miles de contactos y un jefe que te deja hacer lo que quieres –bajo mucha presión y después de algún que otro enfrentamiento, eso sí. Un diálogo entre Della y Kal para ilustrar esta visión: “¿Acabamos de infringir la ley?; No, esto es periodismo del bueno”. ¿Quién no quiere una vida llena de aventuras? Yo también querría infringir la ley.
Si tienes alguna noción periodística te fijas no en el asesinato o en el congresista y su amigo periodista, sino en la manipulación, el relevo generacional entre el ciberperiodismo y el periodismo de papel y, como no, en esa jefa que se enfada contigo porque no le reportas todos los ingresos que ella cree que podrías darle.
Desde tu escepticismo te hacen sonreír citas cómo “El periódico puede darle el enfoque que le de la gana” o “Vamos a construir una historia que parezca verídica”; diálogos –de nuevo entre Della y Kal- como “Resulta ridículo tu sentido de la responsabilidad; ¿Lo dices por qué ya nadie lee el periódico?”. Nota mental: por tú bien, todo el mundo debería leer el periódico. ¡Ah! Y no olvidemos cuando Cameron, la editora, le dice a Kal: “Los buenos periodistas no tiene amigos, sólo fuentes”. Esta afirmación hace que te replantees ya no tu futura profesión, si no también tu vida personal. Creo tener amigos; por lo tanto, ¿No voy a ser buena periodista?, ¿Debo elegir entre amigos o periodismo? Más dudas existenciales para mi lista, como si no tuviera bastantes. Y si escuchases a Cameron decirlo una vez, pasa, pero esta idea la repite Stephen cuando le pregunta al periodista “¿Con quien estoy hablando con mi amigo o con el periodista?” a lo que Kal responde “Con los dos”. Claro porque esa es otra, un periodista es como un médico, ambos ejercen su profesión las 24 horas del día. Pero Stephen sigue hurgando en la herida y hacia el final de la película entre rabia y traición le dice Kal “Sólo he sido una fuente”. Que negro se ve el horizonte.
Como futuro periodista convencido miras la parte positiva. Sí, todo está regido por el dinero y tu editora te lo hace saber. Igual que te hace saber que actualmente cualquier nuevo periodista que maneje un ordenador de última generación y no uno con 16 años –yo la verdad aún me sorprendo de que un ordenador con 16 años pueda seguir funcionando- puede hacer todo lo que tú –o en este caso lo que un periodista de la antigua usanza- el doble de rápido y no mucho peor.
Pero tu frase de la película sería lo que Della le contesta a Kal cuando le pregunta por qué no ha lanzado ya la primicia en Internet “Una noticia de este calibre mejor que la gente la lea en un periódico de papel”. ¡Eso es! Internet y papel pueden convivir, pero eso demuestra lo que tú llevas defendiendo mucho tiempo: el papel siempre tiene más credibilidad y no lo dices tu, lo dice la bloguera del The Washington Globe. Ya tienes coartada para tu defensa.
Y si fueses un periodista bien formado me dirías que tampoco está tan mal, al fin y al cabo sólo es una película. Y no te equivocarías porque a pesar de todo está bien. Pasas un rato entretenido, los diálogos y la trama te hacen reflexionar sobre tu profesión -tan desprestigiada por culpa de personas como tú que se han dejado arrastrar a ese campo económico que domina todo en este mundo- y, dicho de paso, los actores lo hacen medianamente bien.
Pero bueno, ésta es la visión de una simple fuente. Como diría Kal: consulta un par de blogs más para crearte tu propia opinión.